lunes, 7 de enero de 2013

Actividad 2


Actividad 2


Ciudades españolas conquistadas por musulmanes

 

La invasión musulmana en el año 711 supuso un cambio radical en los siguientes ocho siglos y llevó a grandes avances en la cultura, incluyendo la arquitectura. Córdoba, capital de la dinastía Omeya y Granada, de la nazarí, fueron centros culturales de extraordinaria importancia.
La conquista musulmana de Hispania por las tropas de Musa ibn Nusair y Táriq ibn Ziyad y la caída de la dinastía Omeya de Damasco, llevaron a la creación por Abderramán I, el único príncipe
sobreviviente que escapó de los abbasí, de un Emirato independiente con capital en Córdoba. La ciudad se convertiría en la capital cultural de occidente de 750 a 1009.
La arquitectura construida en Al-Ándalus bajo los omeyas evolucionó a partir de la de Damasco, con añadidos estéticos locales: el arco de herradura, distintivo de la arquitectura hispano-árabe, fue tomada de los visigodos. Arquitectos, artistas y artesanos llegaron desde oriente para construir ciudades como Medina Azahara, cuyo esplendor.
 
no podía ni imaginarse en los reinos europeos contemporáneos.
La construcción más importante de los Omeyas en Córdoba fue la Mezquita de Córdoba, construida en etapas consecutivas por Abderramán I, Abderramán II, Alhakén II y Almanzor.
Con la desaparición del Califato, el territorio se vio dividido en pequeños reinos llamados taifas. Su debilidad política fue acompañada de un conservadurismo cultural, que, junto con el avance de los reinos cristianos, llevó a que los taifas se agarrasen al prestigio de las estructuras y formas del estilo de Córdoba.
La recesión se manifestó en las técnicas de construcción y en los materiales empleados, aunque no en la profusión de la ornamentación. Los arcos polilobulados fueron multiplicados y adelgazados y todos los elementos califales fueron exagerados.
Algunos magníficos ejemplos de la arquitectura taifal han llegado hasta nuestros días, como el Palacio de la Aljafería en Zaragoza o la pequeña mezquita de Bab-Mardum en Toledo, más tarde convertida en uno de los primeros ejemplos de arquitectura mudéjar como la Ermita del Cristo de la Luz.

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